INFORMACION v. b. / a. t. 01.03.2014 | 01:27 «Los jóvenes en general pecan de estar muy informados, pero cuando montas una rueda de penes para informar sobre la prevención y les invitas a que lleven a la práctica la colocación del preservativo, observamos que los hay que no saben», asegura el director de Juventud de Cruz Roja, Alejandro Marcos. Ayer, víspera del Carnaval, la entidad repartió más de un millar de preservativos por las calles céntricas de Alicante, aprovechando el tardeo juvenil que propicia la fiesta de disfraces, y el director de Juventud, Alejandro Marcos, alerta de la desinformación que sufren los jóvenes con respecto a la prevención del VIH-SIDA y otras infecciones de transmisión sexual.
«No saben lo básico, que no se contagia por la saliva, y los hay que en los talleres que organizamos para concienciarles, rompen el envoltorio con los dientes o ponen el preservativo al revés», añade Marcos. Al millar de profilácticos masculinos ayer sumaron el reparto de otros 200 preservativos femeninos: «son más caros, de ahí que tengamos menos», apuntaba, «y totalmente desconocidos para los hombres».
San Cristóbal, Castaños y el Casco Antiguo fueron ayer los objetivos de la campaña de concienciación de Cruz Roja por un Carnaval más protegido. «Otros años lo hemos hecho por la noche, pero el tardeo se impone y queríamos estar ahí».
Este reparto de preservativos, aunque fuera del programa oficial del Carnaval, fue en buena medida un aperitivo de los actos festivos de la noche del viernes. El pregón de la celebración del desenfado por antonomasia protestó, sirviéndose del buen humor, contra la Ley de Seguridad Ciudadana prevista por el Gobierno –la llamada «ley mordaza»– con una parodia en la que unos singulares antidisturbios compartieron el protagonismo junto con Doña Cuaresma, Don Carnal y un juez. El título de la cita,«La seta privada de Doña Cuaresma», se prestaba a diversas interpretaciones, relacionadas con la actualidad de la ciudad. Sin decir nada de manera explícita, pero lanzando las ideas.
Y es que el hecho de que Doña Cuaresma estuviera caracterizada por una llamativa rubia de aspecto imponente –vestida de rojo, además– que presumía de las maravillas de Alicante se prestaba, cuanto menos, a tratar de establecer paralelismos. Lo mismo podía decirse del cierto protagonismo que cobraban los hongos en la velada. Sin embargo, en escena aparecía al poco Don Carnal para recordar, de alguna forma, que las aparentes bondades de la ciudad podían tener también una lectura muy diferente. Todo esto se complementaba con un juicio donde, como no puede ser de otra forma en el Carnaval, la ironía servía para dar cobijo a la crítica.
Así, tampoco era casual que, en medio de la controversia en torno a la «ley mordaza», unos peculiares antidisturbios quisieran desalojar la plaza por concentración ilegal. Los simbólicos policías interpretaron también un baile paródico de la celebración. |