Opinión Columnistas Víctor Domínguez Malos tiempos éstos en los que las decisiones políticas no se toman pensando en el conjunto de los ciudadanos, sino en favorecer a los amigos.Nadie se explica a qué viene tanto empeño en adjudicar las 15.000 viviendas de Rabassa al grupo de empresas de Enrique Ortiz. Ya nos hemos acostumbrado a que la fiebre especulativa del Ayuntamiento nos lleve a la locura de construir por encima de las necesidades de la población. Sólo hay que observar las últimas estadísticas para ver cómo la construcción crece en nuestra ciudad cinco veces más que la población, y cada día existen más viviendas vacías. Tampoco nos suena raro el riesgo que corren espacios naturales como las lagunas de Rabassa. Pero lo alucinante es que se lo adjudiquen a Ortiz, cuyo proyecto no sólo no deja ni un céntimo al Ayuntamiento ( hay ofertas que ofrecen hasta 30 millones de euros ), sino que se queda con el 50% de las VPO, con lo cual sus plazos dependerán de sus intereses económicos. No es ni el mejor, ni el más barato, pero desde el principio todos sabíamos quién iba a ganar. ¿Las razones? Pregunten al alcalde.
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